31.3.07

Las cosas ahora están aquí


Nos cansamos de muchas cosas, de la mente o de lo físico. Perder el ritmo, la concentración. Escribir miles de clichés escondidos. Nos cansamos en grupo. Hacemos el tiempo y las cosas para que las cosas sucedan. Vivir así, porque vivimos para todos. Explicamos el destino entre velas, a media luz. Pegamos las respuestas unas con otras sin preguntarnos cosas que no sirven para hacer cosas. Asfixiados por cosas fabricadas, entre cosas que pensamos. La cosa misma dicha de otra forma.

Nos juntamos aquí cuando estamos despiertos y a veces trasnochamos. La música que se ponga fuerte, mejor. Integramos ecuaciones desconocidas, al menos para nosotros. Nosotros que estamos aquí, y pensamos sólo aquí porque si nos vamos a otro lado la razón se nos evapora. Aquí es el espacio en ósmosis. Dejaremos de escribir cuando el final este aquí, como las cosas que nos pasan.

Nos gustar estar en el ahora. Y ahora es siempre ya otro ahora. La policía alega que la música ahora es mejor ponerla a menos sepan cuantos decibeles. Ahora estamos bien porque las cosas aquí y ahora están mal, porque si fuera lo contrario nos enfermaríamos de bienestar. El centro de las ciudades y los letreros en los centros comerciales y en los parques que nos dicen: “usted esta aquí”, pero la satisfacción que se consigue ahora-aquí con estas cosas es suficiente razón para cansarse de estas cosas que ahora dejaremos de leer porque se terminan aquí.

22.3.07

Procedimiento para bajarse de la cama


Iba a empezar a abrir los ojos cuando me acordé de alguien. Sigo en cama, 10 minutos antes de la hora de entrada al trabajo, otra vez tarde. Ese alguien fue un recuerdo que se desprendió de algún lado de mi cerebro y cayó en mi consciente como un rayo. Algo extraño sucedió en ese proceso, por un rato largo estuve meditando si realmente esa persona existe o si fue sólo la imaginación jugando en mí.

Luego la cuidad empezó a desintegrarse desde sus orillas hacia el centro. El epicentro de la materia era mi cama, en pocos segundos nada existiría. Me estremecí, estaba seguro que todo había desaparecido entonces; las personas, los mundos, los universos. Todo hecho nada. Cerré los ojos con fuerza, no quería ver cómo mi cuarto también desaparecería junto con mi persona. Era una sensación de alerta, de saber que al abrir los ojos pudiera provocar un sonido muy pequeño, como el de una tostada rompiéndose, y entonces dejar de existir aquí para pasar a existir en otro lado, a otro tiempo, entre otras fuerzas. Mi cerebro se revolvió adentro del cráneo como un pez que lucha por salir de su pequeña esfera, me dictaba con una autoridad sorprendente que abriera los ojos, que no fuera estúpido, que tal vez lo que vería al abrirlos serían tiburones galápago nadando junto al arrecife a un lado de mí. Los abrí en un acto de valentía somnolienta, y vi mi cama revuelta, el cuarto desordenado, varios pares de tenis regados por el piso. Vi mis libros y mis VHS.

Los pensamientos etéreos se esfumaron. Entonces mi cerebro dio un giro, como acostumbra, lo que se había esfumado era yo. Alguien me imaginó, alguien existe, alguien es lo real y yo soy la fantasía. Sonreí curiosamente, con una de esas sonrisas que se quedan a la mitad y otorgan de igual forma la mitad de la alegría correspondiente. Volteé a ver el reloj por puro instinto y una inercia perceptible se desencadenó. Sentado todavía en mi cama con los pelos rebeldes hechos bola en mi cabeza experimenté cómo la realidad volvió, y entendí inmediatamente cómo la cuidad se había integrado de nuevo, partiendo desde mi cuarto hacia las orillas de la urbe y aún más. La realidad siguió regándose en todas las direcciones, creando los campos, los cerros, todas las demás ciudades, los ranchos, los lagos, los bosques, los desiertos hasta llegar a las playas y meterse al mar.

El último pensamiento antes de conectarme plenamente al aquí-ahora, fue el de un tiburón ballena en el océano nadando tranquilo; gigante, moteado, pacífico, amable. Lo abracé, supe que mi imaginación estaba jugando de nuevo conmigo. 

Puse un pie en el suelo, busqué con la mirada ropa limpia y decidí no bañarme.

10.3.07

Intrajuxtasificación


Lo que existe. Rocas macizas por fuera y frágiles por dentro. Bosques de cenizas sin lluvia. El aroma guardado de los cuerpos. Las palabras dichas, las pensadas, las escritas. El pensamiento yendo. Sentimientos desdoblándose. Cosas inimaginables. Lo propio. Viento adverso con mar intranquilo. Superficies oscuras. Animales que son insectos. Águilas adentro de huevos. Todo lo cotidiano. Una alberca olímpica iluminada de noche. Lágrimas que son bienvenidas. Negación sobre lo negado. Imposibilidad de cambio. Rutina cual carril. La telecomunicación llenando el aire de señales. Límites y voluntades. La madurez es sólo algo fisiológico. Lo positivo y la toma de decisiones. Dormir abrazados. El cuarto de baño con azulejos blancos, lleno de luz y meterse a la regadera. El desierto interno. La felicidad alcanzada. Las pausas. Cuando el primer acto del día es sexual. Frutas agrupadas en las bandejas sobre las mesas. La navidad sólo una vez al año, con todo lo bueno y con todo lo malo, siempre en la misma fecha.


Siempre es así. El planeta flotando en el espacio, suspendido, orbitando, rotando, trasladándonos, abriendo y cerrando estaciones, haciendo lo mismo. Nada. Lo mismo. Flotar, y otra vez flotar. Seguir flotando. Se habla del tiempo, hasta de la propiedad privada. Lo natural es flotar y hacer siempre lo mismo. Aunque pensemos por lo común en sólo dos dimensiones y en el cambio. Ochenta años son una burla. Treinta años son suficientes para convertirse en un perdedor, ¿o con dos bastan?



¿Dónde están los árboles que han vivido cinco mil años? En Estados Unidos, obvio, como si fueran los únicos.



Las mentiras y los engaños. La reversa. Estar en paz. Ir a más de ciento sesenta kilómetros por hora. Acampar en la playa. Ignorar no es lo mismo que saber que no se sabe. Vivir de inmediato. Vivir el momento. Vivir el futuro prometido. Vivir preocupado. Sin hacer nada. Vivir despreocupado. Hacer todo. Dormir todo el día y no dormir toda la noche. Ser el portero en el fut. Ser el presidente por seis años. Ser alguien y no ser nadie. Se puede ser nadie, que es cuando se está siendo todos.



O por lo menos te sientas un rato. Dejas que te afecte, ¿por qué no? Que llegue. Tal vez después de que se han revuelto un rato las cosas se acomoden de otra forma. La tarde va a terminar de caer en cualquier momento, regresas a vivir en el ahora. Cierras la compuerta para que la presa se llene aunque el río se seque. Piensas en un lirio floreando, sonríes. Te has vuelto cínico, egoísta y más humano. ¿Cómo se puede ser más humano? Eres eso, una persona, un humano. Un animal que ha meditado sobre la intrajuxtasificación de los eventos que conforman una vida: animal, mineral, vegetal, artificial, extraterrestre, etc.



Lo misterioso. Músculos, órganos, huesos, sangre, piel y muchas cosas más, comandadas por un cerebro. La mente. La identidad. El autoestima. ¿La ipod? Lo cómico. Lo que merece la pena sentarse a reflexionar con profundidad quirúrgica. Los mitos, la moral, la cultura y el arte. La realidad. La realidad. La realidad. La realidad escrita. La realidad escrita dos veces. Irrealidad aburrida. El sinsentido.