28.4.11

URSSS

A pesar de todo, la Revolución es una marejada que todo lo barre a su paso. A pesar de todo, la Comintern confía en mí. La Revolución no necesita individuos sino "miembros" que le permitan triunfar.

Toda sonrisas, Iulia Sokolova, en un vestido de percal blanco, me abordó en los vestidores del deportivo de Samarski. Llevaba un sobre que dejó en mi locker; contenía mis instrucciones y una rosa roja que puse en el ojal de mi nuevo traje cuando fui a bailar a un sótano de Rabat, a dos cuadras de la Escuela Lenin, con Sasha, el Komsomol rubio como los trigales de Ucrania en agosto, que me regaló la Comisión de Control de la Comintern.

Ya no eres Stefan Leonard Dąbrowski de Poznań; ya no eres el estudiante del colegio jesuita de Santa María Magdalena; ya no eres el campeón de la Espartaquiada de 1925; ya no eres hijo de Dariusz Dąbrowski; ni eres hijo de Justyna Dariuszowa Oźarzewska, Madame Jus. Ya no tienes nombre ni madre. Eres un página en blanco sobre la cual la Revolución Proletaria Mundial escribirá su misión. A partir de ahora, no eres nadie. Desde esta hora y hasta la hora de tu destitución, eres un obrero entre mil obreros, un luchador entre mil luchadores, un guerrillero más en la avanzada de la Revolución Mundial.

Firma aquí, de conformidad, la obliteración de tus señas de identidad. Stefan Leonard Dąbrowski.

Tomado de: '-Traidor, ¿y tú?' de Olivier Debroise.